sábado, 2 de febrero de 2019

El día más deprimente de mi vida

Tras dos semanas de congestión nasal ininterrumpida pedí cita con el médico. Le comenté que me pasaba muy a menudo, como una vez al mes. Y que hace un par de años estuve 6 meses así. El médico comentó que podía ser alergia a pesar de que hace dos años me hice las pruebas y salió todo negativo. Me recetó antihistamínicos durante una semana.

Una semana después, volví a pedir cita porque no había casi mejoría. La respuesta fue que no había que descartar la alergia y que doblaba la dosis. Eso sí, me aconsejó pedir cita con el otorrino por si no solo era alergia sino que además había algún tipo de componente físico. Además, me dobló la dosis del antihistamínico.

Al día siguiente había hueco con la otorrino y pedí cita. Volví a repetir brevemente todo y ella utilizó esa pequeña lupa metálica que utilizan para inspeccionar las cavidades nasales. Me dijo que, sin duda, era alérgico. Me mandó un tratamiento de choque y volver al mes para ver la evolución. Aquella noche fue la noche más deprimente de mi vida, probablemente.

¿Por qué? Pues muy sencillo, la cena de aquella noche fue ligera. Al mediodía había comido con unos amigos, excompañeros de trabajo y por la noche no tenía mucha hambre. Así pues, en mi mesa se encontraron en aquel momento una taza con caldo y al lado una servilleta con 5 pastillas y la sensación de que, aunque todavía soy joven, este era el futuro que me esperaba. De aquí no vamos a ir a mejor. A ver , momentáneamente sí. De hecho en un par de días la congestión había cedido casi al completo. Pero es de esperar que esto no siempre sea así y a esta gotera vayan sucediéndole otras de forma que la fotografía de la servilleta con pastillas acabará siendo más familiar para mí de lo que yo me gustaría.

No solo eso, ayer jugué al pádel, esta mañana al fútbol ... físicamente me encuentro bien, bastante mejor que hace solo dos o tres semanas. Habrá que ir aprovechando esos momentos hasta que lleguen aquellos otros.

Por cierto, a juzgar por el informe la doctora era disléxica. El informe estaba lleno de palabras con un par de letras intercambiadas. Eso en sí no me causó ningún tipo de zozobra. Posiblemente se trate de una profesional inmaculada. Posiblemente se tendría que esforzar más que otros compañeros que no fueran disléxicos (si es que ella realmente lo es). Pero lo que sí me causó cierta desazón es que es muy fácil escribir en, por ejemplo, Word o en un navegador con corrector de ortografía y después pegar en el informe. Eso debe ser más fácil que sacarse una carrera, ¿no?.

Un saludo, Domingo.

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