Veo Flamear carbón que calienta el hierro,
Las ascuas Cantantes, crepitan rancias.
Tras comer su Zanahoria espera el perro,
Pensando cómo Evadir mi vigilancia.
Se siente Ganador, huirá en moto,
Tras haber ejecutado el certero Ataque,
Chuleta al Sótano, esquivar el jaque,
Jaque mate, hacerlo solo y sin Copiloto.
Esperará ver Sonarse al dueño
O a que entable Conversación
Y al Iphone se le acabe la Batería.
¡Santa Paloma! ¡La vida es sueño!
Un S.O.S. carente ya de solución,
Y ni el Hueso queda ya, !vaya alegría¡
Un saludo, Domingo.
sábado, 23 de febrero de 2019
sábado, 16 de febrero de 2019
Picassiano
Dicen que Picasso trabajaba con gran afán. Quería que cuando viniera la inspiración, esta le llegara trabajando. Hace años, tuve un compañero de trabajo del ramo "artístico". Es una de estas personas que pinta de maravilla, diseña, compone música o todo a la vez. Una de esas personas capaces de diseñar una hermosa web pero que muy probablemente no sería capaz de hacerla funcionar. Para eso están los desarrolladores.
Esta persona comentó en un momento dado que llevar corbata coartaba su creatividad. No se encontraba a gusto y estando incómodo no se podía dar rienda suelta a la creación. Yo no estaba de acuerdo. Para mí, que tu valía personal la pueda definir la ropa que lleves puesta es una forma de minusvalorarse. Es como si un campeón olímpico de 100m se enfunda un esmoquin. Vale que no pueda batir un récord, pero no debería olvidársele correr así de repente.
Esta semana tuvimos una discusión parecida, solo que yo no participé. El dueño de la empresa, americano, se quejaba de que la gente tardaba mucho en desayunar y después no se iba más tarde. Personas de relevancia de la empresa argumentaban que la gente trabajaba cuando tenía que hacerlo, se quedaba más tarde otros días y cumplían con su trabajo. De hecho, les gustaba que la empresa fuera así y, si las condiciones cambiaban y había que llevar traje, sus aptitudes creativas se resentirían tanto como para acabar dejando la empresa. Ellos no trabajarían en una empresa en la que se controlara al minuto lo que hicieran los trabajadores.
Yo no entré en el fondo de la discusión. Simplemente comenté que era responsabilidad suya (de los jefes) el saber cómo eran sus trabajadores y si alguno no trabajaba al nivel que ellos esperaban, entonces debían tomar las medidas oportunas.
Sin embargo, sí creo que hay gente que trabaja menos que yo. Y en algunos casos de forma muy evidente. En mi caso, yo me limito a trabajar con una filosofía más cercana a la que los americanos quieren (otra cosa diferente es la que practiquen) que a la de los jefes locales. Mi trabajo, como el de muchos otros, tienen una cierta componente de "inspiración". De repente se te puede ocurrir esa idea que te facilita la vida.
Y tal como decía Picasso, espero que la inspiración me coja trabajando. Ahora me han dicho que me van a poner un ayudante y me pidieron el visto bueno. Dije que sí y solo pedí una cosa, que llegue con ganas. Con ganas de trabajar. Hará cosas que yo hago actualmente y yo podré dedicarme a hacer otras que ahora, por falta de tiempo, no puedo hacer.
Un saludo, Domingo.
Esta persona comentó en un momento dado que llevar corbata coartaba su creatividad. No se encontraba a gusto y estando incómodo no se podía dar rienda suelta a la creación. Yo no estaba de acuerdo. Para mí, que tu valía personal la pueda definir la ropa que lleves puesta es una forma de minusvalorarse. Es como si un campeón olímpico de 100m se enfunda un esmoquin. Vale que no pueda batir un récord, pero no debería olvidársele correr así de repente.
Esta semana tuvimos una discusión parecida, solo que yo no participé. El dueño de la empresa, americano, se quejaba de que la gente tardaba mucho en desayunar y después no se iba más tarde. Personas de relevancia de la empresa argumentaban que la gente trabajaba cuando tenía que hacerlo, se quedaba más tarde otros días y cumplían con su trabajo. De hecho, les gustaba que la empresa fuera así y, si las condiciones cambiaban y había que llevar traje, sus aptitudes creativas se resentirían tanto como para acabar dejando la empresa. Ellos no trabajarían en una empresa en la que se controlara al minuto lo que hicieran los trabajadores.
Yo no entré en el fondo de la discusión. Simplemente comenté que era responsabilidad suya (de los jefes) el saber cómo eran sus trabajadores y si alguno no trabajaba al nivel que ellos esperaban, entonces debían tomar las medidas oportunas.
Sin embargo, sí creo que hay gente que trabaja menos que yo. Y en algunos casos de forma muy evidente. En mi caso, yo me limito a trabajar con una filosofía más cercana a la que los americanos quieren (otra cosa diferente es la que practiquen) que a la de los jefes locales. Mi trabajo, como el de muchos otros, tienen una cierta componente de "inspiración". De repente se te puede ocurrir esa idea que te facilita la vida.
Y tal como decía Picasso, espero que la inspiración me coja trabajando. Ahora me han dicho que me van a poner un ayudante y me pidieron el visto bueno. Dije que sí y solo pedí una cosa, que llegue con ganas. Con ganas de trabajar. Hará cosas que yo hago actualmente y yo podré dedicarme a hacer otras que ahora, por falta de tiempo, no puedo hacer.
Un saludo, Domingo.
sábado, 9 de febrero de 2019
Para bien o para mal
Para bien o para mal, a la situación de incertidumbre laboral, parece que le queda poco. Esta semana hemos recibido un par de noticias turbadoras que no han podido contrarrestar las enésimas promesas de que todo se va a solucionar.
Yo soy de natural positivo y siempre he pensado que atravesábamos un momentáneo mar revuelto pero que el GPS anunciaría calma chicha pronto. Sin embargo, el clima se resistía a cambiar y, sin ser en absoluto irrespirable, sí que sembraba las dudas sobre el futuro. Esta semana hemos tenido la última noticia ... la última hasta que tengamos la noticia de la semana próxima ... o la siguiente o la siguiente. Porque, sin duda, alguna noticia llegará.
Y será para bien; mi naturaleza positiva me dice que será para bien. Aunque también pudiera ser que no lo sea. Nada hay seguro en esta vida. Pero en la eventualidad de que así fuera, al menos yo tendré muy claro que he trabajado y trabajo día a día como si todo fuera a salir bien. Como si dependiera de mí el hecho de que vaya a aparecer cara o cruz. Como decía aquel viejo cuento, operando al paciente como si este estuviera vivo y no como si estuviera casi muerto.
Es la única garantía de mi trabajo que puede tener mi empleador actual o uno futuro. Una vez que firmo mi contrato mi compromiso es absoluto y solamente si se produjera una quiebra absoluta de la confianza mutua, cambiaría esta situación.
Eso, por supuesto, no es incompatible con poder recibir una oferta más tentadora de una tercera parte. Eso pasó hace algo más de un año. Recibí una oferta para un proyecto que creía muy interesante y la acepté. Presenté mi carta de renuncia en mi empresa anterior y estuve trabajando allí con el mismo compromiso que siempre hasta el último minuto. Esto, por ahora, no ha pasado pero en la industria en la que trabajo tampoco es descartable que pase. Complicado sí, pero descartable no.
El tiempo dirá lo que pasa. Por el momento, para bien o para mal, parece que a la incertidumbre le podría quedar poco tiempo.
Un saludo, Domingo.
Yo soy de natural positivo y siempre he pensado que atravesábamos un momentáneo mar revuelto pero que el GPS anunciaría calma chicha pronto. Sin embargo, el clima se resistía a cambiar y, sin ser en absoluto irrespirable, sí que sembraba las dudas sobre el futuro. Esta semana hemos tenido la última noticia ... la última hasta que tengamos la noticia de la semana próxima ... o la siguiente o la siguiente. Porque, sin duda, alguna noticia llegará.
Y será para bien; mi naturaleza positiva me dice que será para bien. Aunque también pudiera ser que no lo sea. Nada hay seguro en esta vida. Pero en la eventualidad de que así fuera, al menos yo tendré muy claro que he trabajado y trabajo día a día como si todo fuera a salir bien. Como si dependiera de mí el hecho de que vaya a aparecer cara o cruz. Como decía aquel viejo cuento, operando al paciente como si este estuviera vivo y no como si estuviera casi muerto.
Es la única garantía de mi trabajo que puede tener mi empleador actual o uno futuro. Una vez que firmo mi contrato mi compromiso es absoluto y solamente si se produjera una quiebra absoluta de la confianza mutua, cambiaría esta situación.
Eso, por supuesto, no es incompatible con poder recibir una oferta más tentadora de una tercera parte. Eso pasó hace algo más de un año. Recibí una oferta para un proyecto que creía muy interesante y la acepté. Presenté mi carta de renuncia en mi empresa anterior y estuve trabajando allí con el mismo compromiso que siempre hasta el último minuto. Esto, por ahora, no ha pasado pero en la industria en la que trabajo tampoco es descartable que pase. Complicado sí, pero descartable no.
El tiempo dirá lo que pasa. Por el momento, para bien o para mal, parece que a la incertidumbre le podría quedar poco tiempo.
Un saludo, Domingo.
sábado, 2 de febrero de 2019
El día más deprimente de mi vida
Tras dos semanas de congestión nasal ininterrumpida pedí cita con el médico. Le comenté que me pasaba muy a menudo, como una vez al mes. Y que hace un par de años estuve 6 meses así. El médico comentó que podía ser alergia a pesar de que hace dos años me hice las pruebas y salió todo negativo. Me recetó antihistamínicos durante una semana.
Una semana después, volví a pedir cita porque no había casi mejoría. La respuesta fue que no había que descartar la alergia y que doblaba la dosis. Eso sí, me aconsejó pedir cita con el otorrino por si no solo era alergia sino que además había algún tipo de componente físico. Además, me dobló la dosis del antihistamínico.
Al día siguiente había hueco con la otorrino y pedí cita. Volví a repetir brevemente todo y ella utilizó esa pequeña lupa metálica que utilizan para inspeccionar las cavidades nasales. Me dijo que, sin duda, era alérgico. Me mandó un tratamiento de choque y volver al mes para ver la evolución. Aquella noche fue la noche más deprimente de mi vida, probablemente.
¿Por qué? Pues muy sencillo, la cena de aquella noche fue ligera. Al mediodía había comido con unos amigos, excompañeros de trabajo y por la noche no tenía mucha hambre. Así pues, en mi mesa se encontraron en aquel momento una taza con caldo y al lado una servilleta con 5 pastillas y la sensación de que, aunque todavía soy joven, este era el futuro que me esperaba. De aquí no vamos a ir a mejor. A ver , momentáneamente sí. De hecho en un par de días la congestión había cedido casi al completo. Pero es de esperar que esto no siempre sea así y a esta gotera vayan sucediéndole otras de forma que la fotografía de la servilleta con pastillas acabará siendo más familiar para mí de lo que yo me gustaría.
No solo eso, ayer jugué al pádel, esta mañana al fútbol ... físicamente me encuentro bien, bastante mejor que hace solo dos o tres semanas. Habrá que ir aprovechando esos momentos hasta que lleguen aquellos otros.
Por cierto, a juzgar por el informe la doctora era disléxica. El informe estaba lleno de palabras con un par de letras intercambiadas. Eso en sí no me causó ningún tipo de zozobra. Posiblemente se trate de una profesional inmaculada. Posiblemente se tendría que esforzar más que otros compañeros que no fueran disléxicos (si es que ella realmente lo es). Pero lo que sí me causó cierta desazón es que es muy fácil escribir en, por ejemplo, Word o en un navegador con corrector de ortografía y después pegar en el informe. Eso debe ser más fácil que sacarse una carrera, ¿no?.
Un saludo, Domingo.
Una semana después, volví a pedir cita porque no había casi mejoría. La respuesta fue que no había que descartar la alergia y que doblaba la dosis. Eso sí, me aconsejó pedir cita con el otorrino por si no solo era alergia sino que además había algún tipo de componente físico. Además, me dobló la dosis del antihistamínico.
Al día siguiente había hueco con la otorrino y pedí cita. Volví a repetir brevemente todo y ella utilizó esa pequeña lupa metálica que utilizan para inspeccionar las cavidades nasales. Me dijo que, sin duda, era alérgico. Me mandó un tratamiento de choque y volver al mes para ver la evolución. Aquella noche fue la noche más deprimente de mi vida, probablemente.
¿Por qué? Pues muy sencillo, la cena de aquella noche fue ligera. Al mediodía había comido con unos amigos, excompañeros de trabajo y por la noche no tenía mucha hambre. Así pues, en mi mesa se encontraron en aquel momento una taza con caldo y al lado una servilleta con 5 pastillas y la sensación de que, aunque todavía soy joven, este era el futuro que me esperaba. De aquí no vamos a ir a mejor. A ver , momentáneamente sí. De hecho en un par de días la congestión había cedido casi al completo. Pero es de esperar que esto no siempre sea así y a esta gotera vayan sucediéndole otras de forma que la fotografía de la servilleta con pastillas acabará siendo más familiar para mí de lo que yo me gustaría.
No solo eso, ayer jugué al pádel, esta mañana al fútbol ... físicamente me encuentro bien, bastante mejor que hace solo dos o tres semanas. Habrá que ir aprovechando esos momentos hasta que lleguen aquellos otros.
Por cierto, a juzgar por el informe la doctora era disléxica. El informe estaba lleno de palabras con un par de letras intercambiadas. Eso en sí no me causó ningún tipo de zozobra. Posiblemente se trate de una profesional inmaculada. Posiblemente se tendría que esforzar más que otros compañeros que no fueran disléxicos (si es que ella realmente lo es). Pero lo que sí me causó cierta desazón es que es muy fácil escribir en, por ejemplo, Word o en un navegador con corrector de ortografía y después pegar en el informe. Eso debe ser más fácil que sacarse una carrera, ¿no?.
Un saludo, Domingo.
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