sábado, 6 de abril de 2019

Convalecencia

Esta semana pasada he trabajado desde casa. La mitad del tiempo desde el salón, la otra mitad desde el cuarto de baño. Por indicación médica, fui sometido a una prueba diagnóstica cuya consecuencia fue que voy a estar al menos dos semanas en reposo relativo y con una frecuencia de viajes al baño que va reduciéndose paulatinamente.

Durante este tiempo he podido experimentar lo duro que debe ser la estancia en un hospital durante meses si una estancia de algo más de un día se me antojó eterna y pude leer casi lo mismo que leo habitualmente en dos semanas. Por no hablar del desgaste físico. Dos noches pasé allí. Dos noches en las que mi cuerpo descansado apenas me pidió dormir la mitad de ellas.

Durante este tiempo he podido comprender mejor qué pasaba en mi cuerpo conforme los síntomas iban cambiando. Como decía a un compañero de trabajo, si al principio el grifo echaba poca agua y esta estaba sucia, poco a poco se va notando el aumento en la presión y en la limpieza de la misma. De igual forma he podido comprobar que los síntomas mencionados por el médico al alta y que todavía no había experimentado, eran simplemente eso, no experimentados todavía.

Durante este tiempo he podido recibir ofertas un tanto surrealistas como que el recruiter que me contactó lo hiciera intentando que volviera a mi antigua empresa. No es que lo descarte, al revés en un futuro estaría encantado de volver si las circunstancias de la empresa actual se deterioran pero como exempleado resulta chocante pensar que yo no haya pedido volver o que ellos no me lo hayan pedido a mí. Entiendo que quieran ganarse la comisión pero incluso esa comisión es dudosa pues se trata de una persona que ellos ya tienen más que controlada.

Por último, durante este tiempo he podido pensar en que todavía no es el momento de pensar. Ya pensaremos cuando llegue el momento. Todavía hay tiempo.

Un saludo, Domingo.

2 comentarios: